martes, 5 de agosto de 2014

Antes de que se vayan las vitaminas

Mírala
cómo convierte
el aire
en suspiros;
fíjate
en su forma de caminar,
como entre
fuegos de artificio.

Es inexacta y
precisa
en las líneas
que pisa:
un riesgo
que arrastra consigo
ese toque irresistible
por el que otras musas
deciden dejar la vida
antes que morir
de envidia.

No subestimes
su revolución
si nunca has dormido
en sus barricadas,
no creas
que todas las cuerdas
nacen con vocación
de ser atadas.

Piérdete
en cada uno
de sus pliegues,
justo donde yo
no he sido capaz
de encontrarme;
me han hablado
de desastres
y jamás habría
imaginado
que en un solo cuerpo
cabían tantas celdas
abarrotadas
de barrotes
hechos a base
de hueso
y carne.

El otro día
apareció
vistiendo
una sonrisa
entre mi pequeña
colección
de fotografías
y ambos decidimos
unilateralmente
que lo mejor era
dejar de mirarnos.

Apenas
nos vimos
a pesar
de los ojos abiertos.
Hay veces en que el
nunca más
se transforma en
siempre menos.