viernes, 22 de noviembre de 2013

En los huesos

Vengo para hablarte
de cómo brillaría el cielo
esta noche
si la cama estuviese hecha
con cerillas.
Me voy para no hablarte
de cómo el mundo
se pone de cuclillas
cuando doblas tus rodillas.

Vengo y me voy,
continuamente.
Y a veces creo
que es lo mismo.
No te pido
que no te quejes,
sólo que te quedes
y que al poder ser,
sea contigo.

Deja de creer
en infinitos (com)partidos,
olvida el camino
que te llevará al final
y recuerda por dónde
has venido.
Ponme contra las cuerdas
que yo seguiré pegado
a tu locura,
no lo llames enfermedad
si no vas a ser, también,
la cura.

Desata tus cordones
y salta sobre el charco
del columpio,
hace poco que ha llovido.
Luego quítate el barro
de las suelas
con los dedos
y piensa que sostienes
el olvido;
no dejes que se seque,
de esa manera
nunca sabrás si te quise
o te he querido.

Toma mis manos,
es todo lo que tengo.
En ellas encontrarás
un catálogo desordenado
de verbos en forma imperfecta,
sustantivos impropios
y conjunciones
que han confundido su función
y separan mis versos
de tus besos.

De tanto comer poesía
me he quedado en los huesos.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Química avanzada

Huir
es lo más parecido
a buscarte
que he hecho
en mi puta vida.

Todo porque hay caricias
que no las borra nada,
ni siquiera el roce
de una piel distinta.
Hay dudas eternas
flotando en el vacío
de la ingravidez
y ya sabes que odio
las leyes,
pero una por encima de todas:
la de la gravedad.
No sé quién coño
nos ha prohibido volar.
Ni mucho menos entiendo
el por qué.

Pero aquí seguimos,
a kilómetros de rendirnos,
con un peso sobre la espalda
superior a nuestros kilos.
Sosteniendo una pluma
de gaviota
que mantiene el equilibrio
entre asfalto y mar,
entre estar presos o libres,
entre estar muertos o vivos.

¿Sabes una cosa?
Si vives esta noche intensamente,
podrás llevártela contigo.
Se quedará para siempre
en tu memoria,
os haréis jóvenes juntos.

Eso sí,
no olvides que la resaca
es el peaje que toda ola
debe pagar
una vez que ha besado la orilla;
la vuelta al profundo océano,
donde sólo nuestros tormentos
y alguna que otra tormenta
hacen pie.

Por favor,
no cuentes más los días
para verme,
ni las colillas de mi cenicero.
Espero que no se te pase
por la cabeza
medirnos en distancias.
Los números
para las matemáticas,
esto es química avanzada.
Una sobredosis
por sustancia letal.

¿Puedo pedirte un último favor?
Pon mi canción.
Mete el disco y elige la 8.
Nunca más lo toques,
no lo cambies.

Nunca más.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Antes de irme

Antes de irme
quería decirte
que hasta el charco
más pequeño
de la acera,
todo es mar;
que no por mucho madrugar
debes dejar de soñar,
que para correr en libertad
antes tienes que aprender
a tropezar.

Me gustaría que supieses
que en cada rincón
del firmanento
saben ya de nuestra historia,
que hoy en día
están registrados
más de un millón de versos
que hablan de nosotros.
Somos la excepción
que destruyó las reglas
del amor.
No lo olvides.

Ve, huye de aquí.
Sé que volverás
a sentir,
que esta vez
ya no será por mí
y, ¿sabes?
Ningún dolor me haría
más feliz.

Sólo te deseo paz
y muchas guerras de edredón;
te mereces luces de navidad
en cada estación,
caricias de ascensor,
un jardín en tu balcón.
En definitiva,
que nadie sea como he sido yo.

Antes de irme
quería decirte
que espero que no sufras
ni un sólo eclipse,
que no vendas tu magia
a cambio de tranquilidad.
Que sigas siendo tú
y tus despistes.

Nunca, nunca te olvides de ti.
Al menos yo, no pienso hacerlo.