martes, 15 de noviembre de 2016

Cronofobia

Tengo un recuerdo agarrado a la anilla de una granada.

Hay mañanas que despierto
y me creo capaz
de deportar fantasmas
a sus respectivas pesadillas
pero antes del mediodía
soy yo el que se larga a por tabaco

           por si vuelven
 y me encuentran, yo que sé,
       preparando la comida.

Y es que todo lo que el viento se llevó
lo ha traído de vuelta el invierno,
noto cómo arde el embrague
pero no pienso pisar el freno,

porque el amor es saltarse
los semáforos en rojo
por mirarte de reojo
al conducir,
es estrellarse a 200 sin casco,
salir ileso
y sonreir.

En noches de luna llena
me he descubierto tras la ventana
aullándole versos de Neruda
a las mareas;

me he sorprendido siendo
un titán que tirita
eclipses de mar,
los dedos
de un titiritero
reducidos a tiritas
por intentar escribir poesía
con el rastro de tinta
que dejan sus heridas,

un falso Ícaro en llamas
que mutilaría sus alas
para mantener los pies
en la tierra,
un jardinero tan fiel a la primavera
que sacrificaría todas sus flores
con tal de conservar intactas
sus raíces.


Hoy me haré el dormido
abrazando por la espalda
a una certeza:

el presente ahoga
cuando vives esperando
un futuro que no llega.