martes, 13 de octubre de 2015
Refugios de viento
domingo, 4 de octubre de 2015
Tregua, brisa y carretera
El día que mudaste de piel
también lo hiciste del piso
en Lavapiés
que no tuvimos tiempo de estrenar,
de las canciones, las películas y los poemas
que no llegué a cantarte, enseñarte, recitarte;
de Montmartre, de Covent Garden,
de la Avenida de Mayo, del barrio Friedrichshain,
del viaje a ninguna parte
pero contigo
que inspiró mi proyecto de fin de ciclo de Turismo.
Hemos pasado de compartir el último trozo
a partirnos - cada uno - en mil pedazos.
Ya no somos vino, nos convertimos en agua,
un milagro puesto del revés, un desastre tan previsible
como inesperado.
Apenas lo entiendo.
De repente me he visto tan extraño
que por fin me he reconocido.
Ahora estoy seguro:
todo este gris es por mis ojos,
toda esta sangre brota de una misma herida.
Se acabaron las réplicas. No más terremotos.
No más intentos de remover los escombros.
Tregua, brisa y carretera.
Con todo lo que nos dimos
y lo poco que nos queda
seguiremos caminos distintos,
dejaremos de sorprendernos
doblando esquinas, replegando tropas,
borrando huellas, amarrando barcos en los puertos
de una ausencia.
Sufriremos arrebatos en los que ofreceremos el alma,
en los que abandonaremos las armas
por revivir el pasado por reavivar una vez más
el incendio.
Ya no te busco, ya no haces daño,
pero si no te hubiera encontrado
aún te estaría esperando.